Opinión

La meta es Galicia

Galicia ha salido otra vez bien parada de la Vuelta. Las dos etapas con final en la Ribeira Sacra y Estaca de Bares han resultado de una belleza paisajística que alimentan las ganas de armar el hatillo y recorrer con la pausa del viajero estas dos sinfonías de la naturaleza.

Aunque alguno, entre los que se encuentra este chófer de anécdotas, echa de menos en las grandes citas del pedal un equipo ciclista gallego, resulta inobjetable que los 100.000 euros que hay que apoquinar por una llegada o una salida de etapa hay que apuntarlos en la cuenta de la inversión. Se calcula que el retorno inmediato en alojamientos de la caravana ronda entre los 600.000 y los dos millones de euros al día, según un estudio realizado por los hoteleros asturianos. Son tres millares de personas en movimiento.

Si lo que se pretende es apuntalar una estrategia turística, no se trata sólo de pan para hoy.  La señal de televisión llega a 190 países y en el centro de Europa va en el ADN del personal el seguimiento de las competiciones ciclistas. Galicia ha lucido bonita. Incluso alguien que desconozca esta tierra podría mostrarse descreído ante nuestro lamento por el feísmo. Durante las dos etapas, el chófer de anécdotas intentó detectar un plano que nos sacase los colores, pero hasta los baches de la carretera que conduce al faro de Estaca de Bares estaban asfaltados. Un colega se quejó de que se han puesto manos a la obra por la carrera, pero la próxima vez que realice la ruta a pedales zigzagueará por el esfuerzo y no para sortear 'fochancas'. El único borrón, anecdótico, fue la imagen desde el helicóptero de una 'fochanca' a los pies del banco que contempla los acantilados de Loiba, pero tampoco deshizo el encantamiento. Para algunos la meta será Galicia en su próximo viaje.