Pese a mi devoción por el tango nunca me creí eso de que “veinte años no es nada”. Qué decir de 30. Al menos, el paso del tiempo, que ya es galope cuanto más se acerca el final, sirve para evocar personas, lugares, momentos y, por supuesto, canciones que, en muchos casos, están ligadas sin remedio a esas personas, esos lugares y esos momentos.
https://www.youtube.com/watch?v=c6VZ5W5099w
Anda Javier Ruibal de gira de aniversario con su ‘Pensión Triana’ en la que uno se alojó hace ese puñado de años y ahí se quedó gustoso hasta que la memoria quiera desalojarlo o, si tiene a bien, se apiade y te deje llevar intactos los más dulces recuerdos a la tumba. Hay cantautores que te gustan poco o nada, regular, mucho, una jartá y luego está Ruibal que es el cantautor que a uno le hubiera gustado ser sin importarle siquiera su alopecia.
Uno daría todas sus novelas, que, malas o buenas, han costado horas y esfuerzos, por haber escrito, por ejemplo, ‘Guárdame’ o por haber abierto esa maravillosa pensión a huéspedes tan afortunados como se siente uno cada vez que escucha esas canciones por las que el tiempo no pasa. Quien fuera una de ellas.